Los recursos de impugnación, así
como las denuncias que se han hecho del proceso electoral de este año, no
tienen por qué significar un aura de ilegitimidad en el próximo gobierno.
Aunque, los seguidores del ex candidato López Obrador digan que el triunfo de
Enrique Peña Nieto (EPN), es ilegítimo, no debería porque asumirse como tal.
En el año 2000, Francisco
Labastida y Vicente Fox, incurrieron en actos ilegales, al rebasar los topes de
campaña y hacer uso de financiamiento ilícito para sus campañas, sin embargo,
el triunfo de éste último, no resultó ilegitimo, a pesar de haber ganado con el
sólo 6.6% de ventaja por encima del candidato priista, diferencia similar a la
obtenida por EPN respecto a López Obrador.
Sin embargo, el “virtual” ganador
de las elecciones si carga sobre sus hombros, la impopularidad en los sectores
que no votaron por él. Por un lado, la negativa carga histórica que tiene el
Partido Revolucionario Institucional (PRI), es una de las causas, por otro, a
las actuaciones de la mayoría de los gobiernos estatales priistas, tales como
Puebla, Oaxaca, el Estado de México, Coahuila, Veracruz, entre otros. Sin embargo,
el detonante de esta impopularidad sobre el candidato del PRI, fue su visita a
la Universidad Iberoamericana, ya que atrajo el repudio y aversión por una gran
parte de las comunidades universitarias hacia EPN, no sólo por representar para
ellos al PRI “represor”, sino también por la impericia en el manejo de la
situación y en la manera en que se calificó a los jóvenes que se manifestaron
en su contra.
La impopularidad no es lo mismo
que ilegitimidad, ya que su triunfo no fue producto de una “imposición” como
muchos han dicho, ya que hubo elecciones, financiamiento público y acceso a los
medios de manera equitativa. Existieron mecanismos legales consensados por
todos los partidos políticos, para competir por la presidencia y demás cargos
de elección popular. En esencia, el sistema electoral es democrático, no
autoritario, ni mucho menos dictatorial.
El triunfo de EPN no se encuentra
fuera de lo que la ley establece, lo que está en duda y en revisión son las
prácticas clientelares y el uso de recursos ilícitos, durante el proceso
electoral. Ilegitimo representaría, que EPN fuera reconocido como presidente,
sin haber llegado a dicho cargo a través del proceso electoral y de obtener una
mayoría de los votos por encima de los demás candidatos.
El gobierno de EPN tendrá que
demostrar si es capaz de reducir su impopularidad, y quizás hasta de ganarse el
favor de los que están en contra de él, pero sólo lo hará si no reproduce
prácticas autoritarias hacia quienes lo repudien –haciendo uso del insulto o la
agresión-, así como concentrándose en las causas más preocupantes del país,
como la pobreza y la violencia. Ahora bien, mi pronóstico, es que si bien no
caerán en acciones represivas en contra de las animadversiones, si harán caso
omiso de toda crítica y rechazo público, y se sentirán cada vez más tentados
hacia prácticas populistas, debido al cumulo de intereses y la magnitud de los
problemas que aquejan al país. Sin embargo, eso es algo que nos queda por ver.
Recomiendo leer el artículo de Jesús Silva Herzog del 16/07/12
ResponderBorrarLa legitimidad como rehén
http://blogjesussilvaherzogm.typepad.com/el_blog_de_jess_silva_her/2012/07/la-legitimidad-no-es-popularidad-el-derecho-al-poder-no-cuelga-de-simpat%C3%ADas-que-van-y-vienen-la-%C3%BAnica-fuente-de-legitim.html